miércoles, 10 de diciembre de 2008

Próximo programa: "El gran cuaderno", novela de Agota Kristof

"Le grand cahier", "El gran cuaderno" es una de esas novelas que no dejan indiferente. Muy al contrario, es una de los libros más impresionantes que he leído. Sencillez absoluta (véase el ejercicio de estilo que aparece en el libro), en dos niños asalvajados que sin embargo se cultivan a sí mismos, y se educan en el difícil arte de sobrevivir en el transcurso de una guerra.


Su autora, Agota Kristof (1935), es de origen húngaro, pero vive en la Suiza francófona y escribe en francés. En 1956 emigró a Suiza a consecuencia de la represión rusa a la sublevación húngara. Estudió francés y comenzó a escribir en este idioma. Antes de consagrarse como escritora de lengua francesa trabajó en una fábrica primero y luego en la Escuela de Teatro de Neuchâtel. Ha escrito novelas e historias cortas (con algunas incursiones en la poesía y teatro en su juventud). En cuanto a novelas, produjo una trilogía en la que se narra el drama de la guerra con su violencia, amor, soledad y búsqueda de identidad, mediante relatos de gran crudeza ("El gran cuaderno", "La prueba" y "La tercera mentira"). También ha escrito un libro de carácter autobiográfico: "La analfabeta". Otras novelas son: "Ayer" y "No importa".




"Nuestros Estudios
(...) He aquí como transcurre una clases de composición:
Estamos sentados a la mesa de la cocina, con nuestro papel cuadriculado, nuestros lápices y El Gran Cuaderno. Estamos solos.
Uno de nosotros dice:
- El título de la composición es: “La llegada a casa de la abuela”.
El otro dice:
- El título de la composición es “Nuestros trabajos”.
Nos ponemos a escribir. Tenemos dos horas para tratar el tema y dos hojas de papel a nuestra disposición.
Al cabo de dos horas, intercambiamos nuestras hojas y cada uno corrige las faltas del otro.
(...) Por ejemplo, está prohibido escribir: “La Abuela parece una Bruja”; pero está permitido escribir: “La gente llama a la Abuela la Bruja”.
De igual modo, si escribimos: “El ordenanza es bueno”, esto no es verdad porque el ordenanza tal vez es capaz de maldades que nosotros ignoramos. Entonces escribiremos simplemente: “El ordenanza nos da unas mantas” (...).”

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