lunes, 12 de abril de 2010

Su reino sí es de este mundo


Cuando lo peor para la Iglesia aún estaba por venir, hace medio año, el observador permanente en la ONU del Vaticano, el arzobispo Silvano María Tomasi, minimizó, en una declaración oficial, los abusos sexuales a menores porque “dentro del clero católico, sólo entre el 1,5% y el 5% de los religiosos ha cometido actos de este tipo”. Subrayen el “sólo”. La Iglesia católica suma algo más de 400.000 sacerdotes, así que sólo hablamos de entre 6.000 y 20.000 delincuentes sexuales; la mayoría jamás juzgados.

Pero lo más grave no es ese “entre el 1,5 y el 5%”, que convierte a la Iglesia, según sus propios datos, en una organización con un índice de criminalidad muy superior al de la sociedad a la que pretende salvar (la población reclusa española es el 0,16%). Es peor esa actitud ante el Estado de derecho, que confunde delito con pecado; esa falta de respeto por la Justicia de los mortales; ese sistemático y organizado encubrimiento, que les convierte en cómplices.


En las últimas semanas, han aparecido varios casos que salpican al propio Joseph Ratzinger como encubridor. No hay que buscar mucho para encontrar su responsabilidad directa. Antes de ascender al trono de San Pedro, Ratzinger presidía la Congregación para la Doctrina de la Fe, la antigua Inquisición. Entre los sumarios archivados por el ahora Papa está, en 1999, el del propio Marcial Maciel: el pederasta que fundó los Legionarios de Cristo.

En Reino Unido, el biólogo Richard Dawkins y el escritor Christopher
Hitchens están promoviendo una denuncia para pedir que se arreste a Ratzinger durante la próxima visita a Londres con la misma doctrina legal que se aplicó con Pinochet. “Este hombre no está por encima de la ley”, dice Hitchens. Dice una obviedad, por mucho que aún hoy escandalice.
(Extraído de: http://www.escolar.net/MT/archives/2010/04/su-reino-si-es-de-este-mundo.html)

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